Porque un buen chocolate no sólo afecta a nuestra sensación de placer, queremos que desconectes a través de mezclas únicas. Del todo.

Un proyecto creado de principio a fin, que formó parte de un workshop intensivo de alto rendimiento en el que cada semana se nos asignaba un brief.

Estrategia completa, mensaje publicitario, comunicación visual, estrategia de marketing, dirección de arte, video y propuesta de identidad verbal. Todo en una semana.

Para este proyecto, sin tiempo teníamos que crear un chocolate que nos diera la invisibilidad.

Me decanté por dar una invisibilidad no absoluta ni literal, no tan fantasiosa, sino más a nivel emocional. Al conseguir desconectar tanto por el elevado nivel de euforia alcanzada por un paladar repleto de matices y notas sorprendentes, conseguimos desconectar tanto de nuestro momento presente y lo ajeno, que nos volvemos invisibles por unos instantes.